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viernes, 23 de marzo de 2018

Las matemáticas (redes) revolucionan el estudio de la historia

Las matemáticas están revolucionando el estudio de la historia: así es como

Matteo Valleriani
Senior Research Fellow, Max Planck Institute for the History of Science
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El estudio de la historia tradicionalmente trae a la mente imágenes de archivos oscuros y sinuosos y el olor a polvo; visiones de académicos examinando montones de documentos para descubrir secretos y encontrar la pieza faltante, montones que invariablemente son demasiado pequeños para cubrir el tema y demasiado altos para ser tratados.

Pero gracias a internet, una cantidad casi inconcebible de fuentes está ahora disponible para el historiador. La base de la investigación histórica (manuscritos, libros raros, imágenes y documentos de naturaleza privada y administrativa, como cartas y planes financieros) ahora se puede acceder desde casi cualquier lugar. Y esta mayor cantidad de fuentes históricas disponibles no solo significa que ahora lo sabemos mejor. Significa que ahora, podemos conocerlo de otra manera. Esta cantidad ha afectado la naturaleza de nuestra investigación. No solo ha cambiado los tipos de respuestas que el estudio histórico puede proporcionar, sino también qué preguntas formulamos.

La historia viene en dos sabores. Existe lo que yo llamo microhistoria, y luego está la reconstrucción histórica a largo plazo. El primero se caracteriza por estudios de caso detallados pero espacialmente limitados en el tiempo; el segundo es más bien una reflexión de segundo orden orientada por una hipótesis histórica. Este tipo abarca un largo lapso espacial y temporal, pero está informado por un número limitado de casos de estudio seleccionados.

Esto ha restringido por mucho tiempo el tipo de historia que se puede estudiar. Pero mediante el análisis matemático de grandes conjuntos de datos históricos, es posible integrar los dos enfoques, realizando un análisis profundo de fuentes de forma sistemática y cubriendo largas distancias espaciales y temporales. En el campo de la historia de la ciencia, en el que trabajo, esto nos permite investigar cómo se formaron los sistemas de conocimiento científico que ahora dictan nuestras vidas.

¿Por qué es esto posible? Primero, porque la selección de fuentes contra las cuales se prueban, modifican y, a veces se rechazan, las hipótesis históricas ha aumentado. Pero también porque un número tan grande de fuentes permite la consideración de más perspectivas simultáneamente.


Estos nuevos métodos permiten a los historiadores analizar datos mucho más variados de lo que era posible anteriormente. Pakula Piotr / Shutterstock.com

Una nueva historia

Por ejemplo, los historiadores del conocimiento ahora no solo pueden considerar un corpus de fuentes mucho más grande, como una gran cantidad de tratados científicos del pasado, sino también las fuentes relacionadas con el contexto institucional, económico y social en el que se produjeron tales tratados. Los historiadores han pedido durante mucho tiempo una historia de conocimiento contextualizada, pero hasta ahora, las reconstrucciones históricas a largo plazo solo podían conectar unos pocos ejemplos bien estudiados por medio de hipótesis específicas de naturaleza económica o conceptual.

Pero si un corpus de fuentes mucho más grande puede ser considerado y analizado en detalle, podemos reflexionar más ampliamente sobre los mecanismos de evolución del conocimiento. Esto nos permite avanzar hacia una comprensión más abstracta de nuestro pasado. Podemos hablar sobre los mecanismos de la historia, y otras humanidades, de una manera totalmente nueva e informada.

Una nueva disciplina, las humanidades digitales, surgió para permitir a los académicos administrar esta gran cantidad de información. Las fuentes históricas, sus copias electrónicas y los metadatos bibliográficos están cada vez más inmersos en un marco de anotaciones, ideas y relaciones electrónicamente producidas por los historiadores mientras estudian nuestro patrimonio material e intelectual. Se han creado repositorios apropiados para todos estos datos y se está desarrollando un formato estándar para su preservación y reutilización independientemente de estas plataformas y herramientas.

El acceso abierto a los datos, incluso más que a las publicaciones, se está convirtiendo en un imperativo. La escritura de la historia está llevando a las humanidades a contribuir a esa nueva frontera de la ciencia llamada Big Data.

Historiador-matemáticos

Entonces los historiadores ahora también tienen que entender sus propias matemáticas. Si bien una base de datos nunca es mucho más que una expresión de álgebra aritmética o lineal, la creciente cantidad de datos disponibles exige un enfoque más sofisticado. Al unir fuerzas con la sociología, la escritura de historia está ahora entrando en una nueva fase, caracterizada por la aplicación de algoritmos y flujos de trabajo tomados del campo del análisis de redes sociales.


Un ejemplo de visualización de una red social. Grandjean Martin, CC BY-SA

Los datos históricos están siendo explorados por medio de visualizaciones de gráficos y parámetros de red. En particular, algunos modelos y paquetes permiten a los historiadores simular cómo las redes cambian según las decisiones de los involucrados. Estas simulaciones se basan en hipótesis formuladas por los historiadores y codificadas en los guiones. Un ejemplo de hipótesis podría ser "las diferencias religiosas no representan ningún obstáculo para la comunicación en la sociedad científica".

Por ejemplo, el historiador Ingeborg van Vugt ha utilizado este enfoque de varias capas para explorar las diferentes formas en que circuló la información en la República de las Letras, la comunidad intelectual de larga distancia de finales del siglo XVII y XVIII en Europa y América. Tal investigación nos permite visualizar mejor cómo se desarrolló la Era de la Ilustración, impulsada por estos intelectuales. El siguiente paso podría ser estadísticamente modelar esta red, y así poder continuar con su pregunta de investigación integrando una cantidad de datos aún más amplia.

Un modelo de red para estudios en historia del conocimiento debe considerar un conjunto de datos inusualmente variado. Están los datos de naturaleza social relacionados con personas y organizaciones; relacionado con aspectos materiales de la historia, como la vida de conservación de un libro; y los datos que representan el conocimiento real, el contenido de las fuentes. Estos son tres niveles diferentes de una y la misma red en evolución para los cuales los modelos matemáticos explicativos han sido concebidos raramente y aún menos realizados. Desde esta perspectiva, la escritura de la historia está a punto de desafiar las estadísticas aplicadas.

Aunque el modelado matemático en el marco de la historia está claramente en sus primeros pasos, su introducción ya parece imparable. Esto está creando las condiciones para el surgimiento de una nueva visión, según la cual podríamos desarrollar modelos matemáticos generales para explicar cómo las ideas y el conocimiento cambiaron desde una perspectiva social e histórica. Quizás podríamos incluso utilizar estos modelos en diferentes áreas de investigación científica dedicadas al presente y al futuro. Y en un futuro así, las humanidades y la ciencia exacta comenzarán a usar el mismo lenguaje matemático.

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